https://telegra.ph/Evaluaci%C3%B3n-de-clima-laboral-en-ONGs-chilenas-entre-la-vocaci%C3%B3n-y-el-desgaste-09-20
Piensa esta escena típica en una empresa chilena: colaboradores quemados, cambio constante, comentarios en el café como aquí nadie escucha o puro agotamiento. Suena conocido, ¿verdad?
Muchas organizaciones en Chile se pierden con los indicadores y los resultados financieros, pero se olvidan del pulso interno: su equipo. La verdad incómoda es esta: si no mides el clima, luego no te quejís cuando la pérdida de talento te reviente en la frente.
¿Por qué pesa tanto esto en Chile?
El escenario local no da tregua. Vivimos fuerte rotación en retail, agotamiento en los call centers y quiebres generacionales gigantes en industrias como la minería y la banca.
En Chile, donde domina la talla constante y la onda positiva, es típico ocultar los problemas. Pero cuando no hay credibilidad real, ese humor se convierte en puro ruido que esconde la desmotivación. Sin un análisis, las organizaciones son ciegas. No ven lo que los empleados realmente critican en la sala común o en sus grupos de WhatsApp.
Los beneficios concretos (y muy locales) de hacerlo bien
Hacer un diagnóstico de clima no es un costo, es la mejor apuesta en rendimiento y bienestar que consigues hacer. Los beneficios son concretos:
Menos permisos y faltas: un dolor que le sale millones a las empresas chilenas cada ciclo.
Retención de talento joven: las nuevas generaciones cambian de pega rápido si no ven sentido y buen ambiente.
Mayor output en equipos distribuidos: clave para equipos fuera de Santiago que a veces se sienten desconectados.
Una posición superior: no es lo mismo proclamar “somos buena onda” que sustentarlo con evidencia.
Cómo se hace en la práctica (sin morir en el intento)
No necesitas un equipo de RRHH costoso. Hoy, las plataformas son accesibles:
Plataformas de feedback: lo más usado desde 2020. La clave es blindar el 100% de anonimato para que la persona hable sin miedo.
Pulsos cortos: en vez de una encuesta larga cada 12 meses, lanza una microencuesta semanal corta por canales digitales.
Reuniones pequeñas: la pieza clave. Sacan a la luz lo que raramente saldría por email: roces entre áreas, tensiones con jefaturas, flujos que nadie domina.
Conversaciones 1:1 con equipos fuera de Santiago: su voz suele quedar fuera. Una entrevista puede visibilizar problemas de comunicación que nunca verías en una encuesta.
El detalle clave: el diagnóstico no puede ser un relleno. Tiene que traducirse en un plan tangible con objetivos, encargados y fechas. Si no, es puro powerpoint.
Errores que en Chile se repiten (y matan el proceso)
Anunciar ajustes y no hacer nada: los colaboradores chilenos lo cachan al tiro; puro verso.
No blindar el anonimato: en estructuras muy autorregidas, el miedo a castigos es real.
Calcar encuestas gringas: hay que aterrizar el lenguaje a la cultura interna.
Hacer diagnóstico único y abandonar: el clima se mueve tras reestructuraciones clave; hay que medir de forma periódica.